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Foto del cartel con el slogan del maratón: "El cansancio es momentáneo, el orgullo es para siempre" |
Acabo de ver un
pasaje muy sugerente en mi paseo de la tarde dominical. En la avenida Winston
Churchill de la capital dominicana. Un
desvío a causa del Maratón de la marca de cerveza alemana Lowënbräu, me ha hecho
sortear varios obstáculos para llegar a la calle 27 Febrero y tomar un carro
público hasta la esquina de mi casa.
Me ha llamado la
atención el slogan del Maratón: “El
cansancio es momentáneo, el orgullo es para siempre”. Una apelación publicitaria
que en apariencias mueve al espectador, consumidor pasivo además, a identificar
en el producto y en la acción que se está llevando a cabo: valores,
sentimientos, emociones e ideales propios de los discursos retóricos con la
intención de convencer.
Una mirada situada
desde un ángulo que permita “ver más allá de lo que aparece en la realidad” nos
posibilita entender que muchas de estas apelaciones caen ipso facto, incluso en el instante del mismo evento, donde la
adrenalina, el folklorismo circense, la emoción y los deseos de poder y
riquezas que cautivan a la sociedad; no permiten la intervención atinada y
coherente entre lo publicitado como discurso y la práctica como indicador
existencial.
Los maratonistas
cada 1 ó 2 kilómetros cuentan con agua envasada en fundas plásticas que son
acercadas en medio de la carrera por proveedores y proveedoras que con orgullo,
ofrecen a los cansados deportistas su fundita de agua que luego de beberla o
vaciarla en sus cuerpos sudorosos, la arrojan en la calle. ¿De qué orgullo
hablamos? ¿Estamos educando a una ciudadanía responsable, comprometida con la
sostenibilidad ambiental y con opciones claras en pro de legar un mundo mejor a
las generaciones venideras? ¿No estaremos asistiendo a un evento cansados de
los antivalores que nos acechan a cada momento, las inseguridades, la
violencia, el día a día a retazos y nos encontramos reciclados en las mismas
problemáticas: “No saber qué hacer con la basura amenazante”?
Me impresionó
la cantidad de niños y niñas que asistieron al evento: en sus caras, sus
cuerpos, su alegría y algarabía, el futuro de esta nación cansada, al borde de
un camino “lleno de basura”, que ya no sabemos dónde arrojar, por tanto, la opción
facilista ha sido convivir desenfadadamente con ella.
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Pintura de Filípides llegando a Atenas, por Luc Olivier Merson (1869) |
La historia del
Maratón es de una belleza impresionante y de un compromiso con la vida y los
valores incalculables en el tiempo a causa de la desvergüenza histórica. Cuenta
la leyenda que Filípides en el año 490 a.C corrió unos 37 kilómetros desde
Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército Persa. En realidad
cuentan que Filípides corrió desde Atenas hasta Esparta para pedir refuerzos,
unos 225 kilómetros, muriendo más tarde a consecuencia de la fatiga. De cualquier
manera el mito tomó fuerza y en honor a este se creó una competencia con el
nombre de maratón que fue incluida en los juegos de Atenas.
La historia nos
da lecciones “porque la historia es un profeta, con la mirada vuelta atrás”.
Una mirada vuelta atrás, que desafíe el presente, nos hace pensar en la
verdadera victoria y la verdadera corona que es aquella donde se defiende la
ciudadanía educada, comprometida con la carrera que impulsa una patria
defendida y cuidada al servicio de “todos y para el bien de todos”, como diría
el gran humanista cubano, José Martí.
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Maratonistas arrojando fundas plásticas en la Avenida Winston Churchill. |
Correr en ese
maratón, es vivir del ideal de Juan Pablo Duarte que expresó
con todo sentido la siguiente frase: “Trabajemos por y para la patria, que es
trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos” y entonces el cansancio
aunque sea persistente, el orgullo le habrá ganado en la carrera de la virtud y
el bien.
Recordar a Félix
Varela sacerdote y filósofo cubano me parece vital, cuando expresa en su libro
Cartas a Elpidio: “No hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad”. Esta es la verdadera meta, lo demás es “pan y
circo” y “metarrelatos de vencedores”